“Realice sus Actividades Deportivas o Relájese en la Naturaleza de Gifu — Una Aventura en Tierras Vírgenes de Japón
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Nuestro guía «Kuma» nos muestra cómo debemos hacerlo, llena nuestros cascos con las aguas cristalinas del río y luego las vierte rápidamente sobre nuestras cabezas. Las frescas aguas nos sientan perfectamente en un cálido día de agosto. Nuestro grupo dispone de equipo de barranquismo mientras nos embarcamos en una aventura en cascada en las cataratas de Hida Osaka en el norte de Gifu. Esta es nuestra primera parada de un viaje que durará varios días a través de la prefectura de Gifu y ya siento una sensación de plenitud a medida que avanzamos hacia nuestro objetivo, una imponente cascada a 1.000 metros río arriba.
Los visitantes que buscan actividades y relajación se sienten atraídos, instintivamente, por las aventuras naturales de la prefectura de Gifu. Atesorado durante mucho tiempo y protegido por habitantes del lugar, el aire libre es un destino bueno para todos. Un entusiasta del aire libre encontrará desafíos y emociones para satisfacer el espíritu. La escalada, el senderismo, la natación y el ciclismo son, naturalmente, parte del atractivo. ¿Prefiere descansar y relajarse? Túmbese relajadamente al aire libre bajo un cielo estrellado, monte en un teleférico que se eleva sobre un mar de nubes o deje que la terapia forestal apacigüe sus sentidos.
Aventúrese por su cuenta o realice visitas guiadas por ríos, montañas, granjas, en definitiva, por el entorno rural. Independientemente de las actividades de su día, asegúrese de terminar con un largo baño en las aguas termales ricos en minerales de los Alpes japoneses.
Un camino a través de ríos y cascadas
Caminando y vadeando por el río en el estrecho desfiladero, admiro las paredes de roca bellamente esculpidas por la Naturaleza que nos rodean, formadas por el flujo de lava más largo de Japón que se formó hace más de 50.000 años. Una rana me mira tranquilamente y salta al río burlonamente. Con un repentino deseo de hacer lo mismo, salto a la alberca de un arroyo y floto lentamente hacia una serie de cascadas más adelante. Tumbado de espaldas con mi equipo manteniéndome a flote y los rayos de sol dispersos brillando a través de los árboles por encima, disfruto de un momento de paz en soledad.
Nos preparamos para ascender la cascada otra vez. Nuestros guías nos enseñan cómo realizar el ascenso mostrándonos cuidadosamente cada agarre y ubicación para nuestras manos y pies. Jun Kumazaki y Takanori Komeno son apodados «Kuma» y «Kome» —apodos que significan oso y arroz respectivamente—. Kuma ha tomado esta ruta durante más de 1.000 veces y conoce cada piedra y cada grieta. El barranquismo es disfrutado por personas de todos los niveles de destreza y es fácil sentirse seguro con los modales relajados y divertidos de nuestros guías.
Kuma y el equipo de las Cascadas de Hida Osaka también ejercen sus actividades en el comité de ecoturismo local. «La principal razón por la que la gente visita esta zona de Japón es para disfrutar de la auténtica experiencia natural», explica Kuma. «Las tierras se mantienen vírgenes y se conservan para las futuras generaciones, ya que cada recorrido se aprueba individualmente».
Después de aproximadamente media hora de nuestra escapada acuática llegamos a la cima. Una espectacular cascada que nos recibe con gran fuerza y la suave melodía del agua impactando sobre la roca. Me paro justo debajo de la última y más impresionante de las cataratas de nuestra ruta y visualizo mentalmente un elemento de mi lista de deseos.
Deje que la naturaleza sea su medicina
Una vez completada nuestra primera aventura, nos adentramos en la prefectura de Gifu. Cuatro quintas partes del territorio están cubiertas de plácidos bosques, valles apartados e imponentes montañas. En estos vírgenes entornos, se profesa en la vida diaria una cuidadosa protección a la tierra, y los viajeros pueden disfrutar de los beneficios de la sostenibilidad y de la conservación con cada soplo de aire limpio y fresco que tomamos.
Nuestro plan es tomarnos las cosas con calma y rejuvenecer el cuerpo y la mente en el pueblo de Hida Tanekura. Al llegar al valle somos recibidos por el canto de los pájaros y los dulces aromas de un exuberante entorno natural. Nos dirigimos a Tanekura Inn, nuestro alojamiento para la noche.
Construido hace más de 100 años, el Tanekura Inn consiste en una casa tradicional japonesa de dos pisos y tres habitaciones, así como los cercanos almacenes de almacenamiento Itakura que se han convertido en casas rurales privadas de dos pisos. Nos saluda Yoko Senda, nuestra anfitriona, chef y hospedera.
En la casa principal, la cena se sirve cerca del tradicional fuego abierto (irori) del área común. Los platos que se sirven son abundantes y cada plato se basa en los ingredientes cultivados en los valles circundantes. Yoko organiza de maravilla la presentación de la comida como si estuviera realizando una obra de arte, explica con detalle el significado y los ingredientes de cada creación durante la comida «El concepto detrás de Tanekura Inn», explica, «es proporcionar un retiro para la desintoxicación del cuerpo y del espíritu. Purificamos nuestros cuerpos tomando alimentos e ingredientes recolectados localmente que son suaves para el sistema digestivo. Cada comida se elabora cuidadosamente a mano con cereales y verduras que han sido seleccionadas en la comunidad, luego se mezcla con hierbas medicinales que resuelven problemas comunes como puede la indigestión y la presión sanguínea alta».
Bien satisfecho por la celebración, me dirijo hacia el baño de madera hinoki (ciprés japonés) y me inundo en los aromas terrosos de la madera y de los aromas florales a medida que me sumerjo y me dejo llevar por un estado de pura relajación. Nuestro grupo toma baños a turnos mientras charlamos tranquilamente y disfrutamos con unas bebidas en el área común. Una vez que todos nos hemos bañado, nuestra anfitriona regresa y nos guía fuera al aire libre vestidos con nuestros yukatas (especie de kimonos de verano) y zuecos geta. Haciendo clic clac con los zuecos de madera a lo largo del camino en la oscuridad de la noche guiados por su farolillo. A medida que nos separamos un poco del albergue, la oscuridad nos envuelve por completo mientras baja la intensidad de los farolillos. Nos acostamos en esterillas suaves y esperamos un momento a que nuestros ojos se adapten a la oscuridad. La elusiva Vía Láctea muestra por completo su esplendor y me asombra, una vez más, por su inmensa majestuosidad.
A la mañana siguiente, desayunamos y escuchamos historias del valle. Yoko recomienda dar un paseo y hablar e interactuar con las personas locales. Ella nos recuerda la importancia del tiempo que dedicamos a «simplemente a no hacer nada» como una forma de desintoxicar aún más nuestro espíritu. Encuentro una nueva medida de tranquilidad mientras camino por los arrozales, escuchando el canto de los pájaros y el grillar de los grillos. Cerca, un hombre se toma un descanso de su trabajo y nos saluda amistosamente antes de volver su atención a los arrozales. Menos de veinte personas viven en el valle, pero están acostumbradas a los visitantes que visitan en ocasiones el lugar. Mi camino me lleva por la ladera y hecho una mirada sobre el pueblo. Una docena de casas de madera ubicadas en lo profundo de un valle boscoso rodeado por los Alpes japoneses crean un entorno notablemente pintoresco.
A este tipo de aldeas montañosas y comunidades las llaman las tierras intactas debido a que permanecen relativamente bien conservadas incluso con el paso del tiempo. La filosofía satoyama, una forma de vivir y coexistir con la naturaleza, sigue estando presente. Se esfuerza por proteger y preservar el campo que va más allá de lo que vemos normalmente en la mayoría de los objetivos de desarrollo sostenible.
Los japoneses han coexistido durante mucho tiempo con la naturaleza en su vida diaria, y en Gifu, esa forma de vivir y respetar la naturaleza de manera intacta es fuerte. Algunos de los lugareños han vivido aquí toda su vida, pero muchos encuentran el estilo de vida aquí tan agradable que lo convierten en su hogar. Al dejar el valle, nuestro deseo es aprender más sobre el significado de la filosofía satoyama gracias a otras nuevas experiencias de este tipo, pero ya estoy obteniendo una idea clara.
Una excursión al área rural de Satoyama nos muestra la vida diaria
Nuestro grupo se traslada a Hida Furukawa, un pueblo por descubrir que es un tesoro. Aunque la densidad de población aumenta, reconocemos la cultura y la belleza distintivas de un pueblo rural que ha estado muy aislado de las ciudades y de la influencia circundante durante cientos de años. Las plácidas calles aquí están libres de turistas y de tráfico, un pueblo aparentemente perdido en las montañas. Fiel a satoyama, el área se apoya y depende fuertemente de la naturaleza y de las tierras de cultivo circundantes para proporcionar todo lo que necesitan para la vida diaria.
Nuestro objetivo es echar un vistazo más de cerca a la vida de la forma de vivir o filosofía satoyama alquilando algunas bicicletas y experimentando el campo rural japonés mientras nos da el viento de cara. Mientras caminamos hacia nuestra próxima actividad, ubicada en la calle principal del centro de Hida Furukawa, observamos de cerca la arquitectura circundante, el diseño y la arquitectura de los edificios tradicionales que bordean las calles y el distrito de canales fueron cuidadosamente planificados por maestros constructores utilizando madera local.
Taku Yamada, fundador y director ejecutivo de SATOYAMA EXPERIENCE y su equipo de guías multilingües ofrecen recorridos durante todo el año, lo que sorprende de encontrar en un área tan profunda en el corazón de Japón. Explica que para comprender la filosofía satoyama debemos explorar el campo y ver a los lugareños viviendo en armonía con la naturaleza que los rodea. Taku explica: «Mientras explora el campo y ve las casas y granjas de Hida Furukawa, deseamos que observe más profundamente y vea el ciclo natural y la coexistencia del ser humano con la naturaleza».
Nuestro guía de hoy, Sho, nos ayuda con nuestras bicicletas y nos ofrece una breve sesión de orientación y capacitación. Rellenamos nuestros recipientes con agua y partimos en fila de a uno desde el pueblo. Se nos ofrece una experiencia inolvidable en el transcurso de las próximas horas.
Mientras pedaleamos, diversas experiencias nos dan más información sobre la idea de la forma de vivir satoyama. Nos tomamos un descanso frente a una casa tradicional y rellenamos nuestras botellas con los manantiales que fluyen libremente. Las aguas fluyen todo el año y son mantenidas por personas individuales, pero están disponibles para cualquiera que las necesite. Pasamos por campos con arroz en su máximo esplendor de crecimiento que nos demuestran los ricos colores verdes de la época estival. Las personas que trabajan y viven en estos campos, a menudo elevan sus miradas y saludan a nuestro grupo de bicicletas que transcurren por los estrechos caminos sin asfaltar. Pasamos por una pequeña escuela en donde los niños que juegan y trabajan en pequeños jardines saludan alegremente a nuestro grupo. Más tarde, vemos a los niños volviendo a casa desde la escuela sin la compañía de ningún adulto que los supervise. Paramos para almorzar y disfrutamos de un plato de fideos preparados a la manera local en la que se utilizan ingredientes frescos del valle, y luego buscamos productos locales en un mercado de agricultores cercano.
Una de nuestras últimas paradas es una de las favoritas de Taku, un pequeño templo escondido en el bosque. Nos explica que el templo no es tan impresionante si lo comparamos con los grandes templos de Tokio y Kioto, pero sirve como un punto de conexión para todo el valle y tiene un profundo significado para todos los que lo visitan y le rinden culto. Nosotros también mostramos nuestros respetos y regresamos a la ciudad con nuestro espíritu fresco y una actitud positiva.
«Esta no es una atracción turística que se concentre en un solo destino turístico», dice Taku. «Por el contrario, ofrecemos la posibilidad de observar la vida rural japonesa. Nuestra esperanza es poder brindar experiencias profundas y significativas que fomenten la interacción, las preguntas y la oportunidad de ver la sostenibilidad en directo». La experiencia de ver a las personas vivir sus vidas de forma natural tiene, sin duda, un profundo impacto en quienes la visitan. Espero poder aprender de mi estancia aquí y poder trabajar más duro para mantener y proteger mi propio entorno local.
Todo es mejor en la montaña
Luego nos desplazamos desde los valles hacia las montañas para ascender hacia las mismas nubes. Gifu es hogar de cinco de las diez montañas más altas de Japón, cada una de las cuales se eleva a más de 3.000 metros de altura. Sin embargo, gracias a las carreteras y los teleféricos, no es necesario subir desde la base para disfrutar de las vistas a menos que nos sintamos inspirados para hacerlo.
El teleférico Shinhotaka recientemente renovado en 2020 es una hazaña impresionante de la ingeniería aérea. El teleférico es el único en Japón que dispone de cabinas de dos pisos. Cada una ofrece vistas panorámicas de 360 grados de los alrededores.
Cerca de la cima, a unos 2.200 metros, los visitantes pueden disfrutar de toda la amplia extensión de los Alpes del norte de Japón, incluyendo el homónimo Monte Hotaka, la tercera montaña más alta de Japón. Las flores silvestres y plantas alpinas cubren los campos durante el verano ofreciendo una vista sin igual, mientras que el otoño las laderas se transforman en montañas en tonos rojizos y el invierno se convierte en un maravilloso país de una belleza espectacular.
En la parte superior, hay una plataforma de observación que ofrece un paisaje espléndido y un punto de partida para caminatas de montaña de gran altura.
Nuestro grupo realizó una ruta estándar que nos proporcionó una caminata tranquila de aproximadamente una hora hacia las montañas. El frío aire y los senderos de tierra suave se entrelazan a lo largo del profundo bosque. Los suaves sonidos de una ligera brisa que interactúa con las hojas nos transmiten diversas y variadas sensaciones.
El camino dispone de zonas sombrías para protegernos del sol del verano y dispone de algún que otro mirador que enorgullecería incluso a los monjes de las montañas.
Para aquellos que desean hacer senderismo y excursiones, hay opciones y rutas en abundancia. Pasamos por una casa de huéspedes donde los aventureros pueden quedarse y comer durante la noche en las montañas, sumergiéndose por completo en la naturaleza. Nuestra propia estancia de regreso la realizamos bajo la montaña en un hermoso ryokan (hospedería de estilo japonés), con aguas termales al aire libre para tonificar nuestros músculos, el final perfecto para un activo viaje.
Mi viaje me llevó a las profundidades de la prefectura de Gifu y me ofreció una panorámica natural de Japón. La vida en la ciudad no nos sensibiliza sobre temas de sostenibilidad, por lo que unos días con las comunidades en Hida fueron esclarecedores. Los esfuerzos por preservar esta forma de vida satoyama en la era moderna es a la vez inspiradora y un atractivo único que puede atraer a cualquier viajero que busque un viaje japonés atemporal.